Lviv
Lviv es la ciudad más particular de Ucrania que posee un colorido inolvidable y le hace de ella uno de los centros turísticos más atractivos en país. Sólo Kiev puede combatir con Lviv en la cantidad y magnificencia de los singulares monumentos de historia y arquitectura. La ciudad se representa un maravilloso encaje de diferentes épocas y estilos, tradiciones de antigüedad y temperamento de actualidad, originalidad ucraniana y encanto europeo. De una parte, Lviv impresiona con su grandeza severa y, por otra, sorprende con la extraversión, la elegancia y la atmosfera incomparable.
La apariencia encantadora de la capital de Ucrania del Oeste se asemeja a sea Praga, sea Cracovia, sea Viena se debe a la historia trágica pero muy rica y viva que ya cuenta más de siete siglos seguidos. Se consideran que la ciudad fue fundada por el príncipe Danilo Galitsky en el siglo XIII y fue nombrada en honor de su hijo Lev. Luego, después de cien años, los polacos usurparon la ciudad que obtuvo el derecho de Magdeburgo. Entonces la ciudad se desarrollaba muy activamente durante años siguientes y se convirtió en un centro multinacional.
A los finales del siglo XVIII formó parte del Imperio austrohúngaro y cambió de nombre. Así le llamaron Lemberg. Entonces fue un punto de vinculación de varias culturas especialmente de la ucraniana, la polaca, la alemana y la hebrea. Además la ciudad gozó de fama de un centro de innovaciones ya que justo aquí los boticarios inventaron queroseno y el local hojalatero hizo la primera lámpara de gas.
En los tiempos de la Segunda Guerra Mundial la ciudad se vio obligada luchar contra otros conquistadores, o sea, los nazistas y fascistas. Durante esos tres años horribles en el gueto de Lviv fallecieron más de 150 mil personas y 350 mil, en los campos de concentración. Y como consecuencia la plantilla nacional cambió considerablemente. Después de la libración, en el 1944 la ciudad entró en la Unión Soviética.
Las pretensiones seguidas de fuera influyeron mucho en la formación de un movimiento nacional que desempeñó un papel relevante en la declaración de independencia de Ucrania en 1991. Así el propio Lviv obtuvo el estatus de su capital espiritual y el protector de la estatalidad.
Parece mentira la ciudad puede combinar y conservar el estilo europeo con los vestigios del pasado soviético y eso le da mayor encanto. A pesar de que Lviv es una ciudad grande aquí reina la tranquilidad y serenidad. Y eso sorprende muchísimo. Por eso es muy agradable pasear por las estrechas calles adoquinadas y sumergirse en el ambiente de una ciudad medieval.
El centro histórico de la ciudad se puede llamar el museo al aire libre ya que, no en vano, está en la lista del Patrimonio Cultural creado por Unesco. Así la ciudad cuenta con más de dos mil monumentos de valor cultural y arquitectónico. El corazón de la ciudad es la plaza Rynok que pasma con sus casitas de diferentes colores como si hubieran ascendido de las ilustraciones de cuentas de hadas. Ratusha (el Ayuntamiento) se yergue en el centro de la plaza y desde aquí se abren las vistas maravillosas a la ciudad. Se puede admirar la Catedral que une los elementos de gótica, renacimiento, baroco y clasicismo, magnífico Templo Dominicano, famosa Iglesia Armenia y la perla de Lviv, un templo de la hermosura excepcional de Santo Yura. Desde Visokiy Zamok (Castillo Alto) se puede ver los paisajes no menos maravillosos.
Todas las carreteras de la Plaza de Rynok llevan a la avenida Svobody, calle principal de Lviv. Extraordinario y excepcional Teatro de Ópera está a principios de la calle y es considerado uno de los más bellos de Europa. Además, en medio de avenida se eleva el monumento en honor de Tarás Shevchenko y lo completa una estela de 12 metros de altura que simboliza la onda del renacimiento nacional.
Es imposible sentir y entender la historia y el espíritu de Lviv sin visita al cementerio de Lichakiv que está comparado a la famosísima necrópolis del Père-Lachaise en Paris. Aquí están enterrados los ilustres activistas sociales, políticos, escritores, compositores, pintores ucranianos, polacos, austriacos, armenios y otras.
Y, claro, es obligatorio antes de la partida de Lviv tomar un famoso chocolate o una taza de café natural cuya aroma se siente en todas partes. A propósito, fue Grigoriy Kulchinsky un vendedor y militar procedente de Lviv quien popularizó esa bebida alrededor de Europa. En el siglo XVII fue él quien liberó Viena del asedio y en premio obtuvo 300 sacos de café en granos. Así fundó la primera cadena de cafés vieneses adelantando a famoso Starbucks a más de 300 años.
El viaje a Lviv es como si hubieras viajado en tiempo y espacio. Y nunca podrás afirmar que has adivinado todos los enigmas y todos los misterios y has visto todos los lugares de interés. Cada vez esa ciudad maravillosa te va a dar nuevas sorpresas y volver a encantar y hacer enamorarse de su apariencia incomparable.