Además de ser una villa muy curiosa de visitar, Odesa es una ciudad muy cómoda para los tours peatonales y excursiones. Es que sus lugares neurálgicos están localizados a una escasa distancia de uno a otro.
Es mejor que empieces su conocimiento de la ciudad marítima tradicionalmente de la parte céntrica. Primero, pon el rumbo hacia la principal perla arquitectónica de Odesa, el Teatro de Ópera que en virtud de la forma redonda y la abundancia de la decoración, los ciudadanos de Odesa lo llaman “tarta de Viena”. Si tienes tiempo libre contempla sus lujosos interiores que merecen ser admirados junto con su espléndido exterior. Luego sigue la calle Lanzheronivska hacia el mar. En su intersección con la calle Pushkinska, verás el magnífico edificio antiguo de estilo neogriego que alberga el Museo Arqueológico de Odesa. Si dispones de tiempo, puedes hacer una visita y ver su selección amplia de los valiosos monumentos de la historia y cultura de la región del Mar Negro, Grecia y Roma Antigua, y Egipto.
Detrás de él esta otro recinto muy atractivo, el edificio ecléctico del antiguo palacio de Gagarin que parece mucho a un severo castillo medieval. Actualmente, alberga el Museo literario de Odesa, uno de los más famosos y más visitados de la ciudad. Enfrente, en el pleno corazón de la plaza Dumska, está el edificio de la antigua Bolsa en que al día de hoy se aloja el Ayuntamiento de Odesa. El recinto majestuoso de estilo neoclásico con una columnata es una de las tarjetas de visita de la ciudad marítima.
Desde aquí da un paseo por el famoso bulevar Primorsky. Este lugar lleno de colorido desempeña el papel de la fachada de gala de la villa y acoge a los huéspedes que optan por el transporte marítimo, tratando de impresionarlos lo máximo posible. Esa calle alberga unos monumentos arquitectónicos muy interesantes. Uno de los más famosos es el hotel Londonskaya. Su edificio elegante de renacimiento italiano que se declara “la música inmóvil” es con la plena razón está considerado uno de los elementos más hermosos de la fachada arquitectónica del bulevar Primorsky. Estando cerca del hotel, presta atención a una cúpula de cristal que cubre los restos del antiguo asentamiento griego, descubierto recientemente.
Sigue el bulevar, y enfrentarás con el símbolo más famoso de la ciudad de Odesa, el monumento al conde de Richeliue, el primer gobernador de la villa, que desempeñó el papel más relevante en su vida y su desarrollo. A pie de monumento inicia la leyendaria escalera Potemkin, desde la cima de la cual se abren las vistas impecables del puerto marítimo lleno de los yates y barcos blancos nieves. Sin embargo, no de prisa de bajar por la escalera, sigue recto hacia la final del pasillo para contemplar el lujoso palacio de conde Vorontsov adornado por columnata con belvedere que representa los mejores rasgos de clasicismo. Detrás está el edificio insólito que los locales llaman la Casa Plana, y trata de adivinar el secreto de su estructura original.
Después, retorna al monumento al conde Richelieu y sea por la escalera de Potemkin, sea en el funicular, baja al puerto marítimo de Odesa, cuya historia está estrechamente ligada a la de la ciudad. Da una vuelta por su territorio y contempla sus bahías pintorescas. Visita el edificio de la terminal marítima de pasajeros, una de las más grandes de Europa y admira las esculturas originales instaladas a su lado.
Después de contemplar la fachada marítima de la ciudad, pon tu rumbo al inicio del bulevar Primorsky, y por la calle Pushkinska sigue hasta la calle Deribasovskaya, la más famosa y más vibrante de Odesa. La artería urbana alberga una infinidad de los edificios antiguos y numerosas tiendas. Aquí se puede comer en un sinfín de los cafés y restaurante a cualquier gusto y luego visitar el Jardín urbano que cuenta con los interesantes monumentos y esculturas y descansar los pies después de un día muy vibrante.