Fortaleza Sent-Miklosh

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La poderosa fortaleza medieval Sent-Miklosh no se destaca mucho debido al lujoso y bien conservado Palacio de Schönborn (Chinandievo) que se encuentra a una escasa distancia de aquí. Por eso lleva el título del segundo lugar más atractivo de la villa Chinandaevo, que se sitúa al lado del antiguo Mucacheve. Entre tanto, la historia larga y viva, que se esconde tras las paredes de una fortaleza gruesa le convierte en un sitio digno de ser visitado, asimismo tiene múltiples secretos por descubrir.

Sent-Miklosh es el nombre antiguo de Chinandaevo, que el pueblo tuvo desde su fundación en el año 1214 hasta los mediados del siglo XX. El mismo nombre obtuvo la fortaleza elevada en el siglo XV por el orden del aquel entonces propietario del pueblo, el barón húngaro, Pereni. La plaza fuerte fue pensada para servir de buena defensa del pueblo Sent-Miklosh que iba desarrollando y prosperando entonces, por eso andaba experimentando los asaltos de distinto invasores.

Es la fundición defensiva que tuvo una gran influencia en el modo de construir el castillo y sus pobres formas arquitectónicas. Casi la carencia completa de los elementos decorativos, el recinto cuenta sólo con los muros gruesos que tienen más de un metro de la anchura, fortalecidas por poderosas torres de tres niveles. Además, la fortaleza albergaba centenas de aspilleras que fueron emplazados por todo el local, así como un foso profundo que, por desgracia, no fue conservado hasta nuestros días.

En 1657, el ejercito del magnate polaco Lubomirscy apoderaron de la fortaleza Sent-Miklosh y la destruyeron casi por completo. Sin embargo, mitad del siglo después, la plaza fuerte fue reconstruida por el príncipe Francisco Rákóczi II que a principios del siglo XVIII fue el líder de una guerra de independencia húngara contra el dominio de los Habsburgo.

Durante ese período, la fortaleza obtuvo su leyenda más romántica. Dicen que justo aquí, en el castillo Sent-Miklosh, la madre de Francisco Rákóczi II, Helena Zrínyi, famosa por ser la defensora del castillo Palanok, salía secretamente con uno de los caudillos del movimiento liberador antihabsburgo, Emérico Thököly, 14 años menor que ella. Merced a esa leyenda romántica, la fortaleza Sent-Miklos fue apodada el Catillo de Amor.

El recinto defensivo fue renovado y remodelado varias veces. Pero las reformas más activas coinciden con los años 1734 y 1839, cuando se formó por completo su aspecto actual. Actualmente, el famoso artista de la región, Iosif Bartosh, es el patrón de la fortaleza. Él a solas se dedica a la renovación de la fortaleza medieval tratando de convertirla en un sitio turístico. El pintor ya ha restaurado el interior original de los locales alojados en la planta baja: la habitación de Helena Zríny, la sala escandinava y la sala de estar. Además, un recinto de la fortaleza alberga la pinacoteca de Bartosh donde se exhiben los retratos de antiguos propietarios de la fortaleza Sent-Miklosh.

Pese a las reformas, el artista siempre acoge a los turistas curiosos y presta los servicios de las visitas guiadas durante cuales cuenta los hechos más interesantes de la historia del edificio medieval.