Iglesia de Carmelitas

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Localizado fuera del caso antiguo de Lviv que abunda en las estrellas arquitectónicas, el elegante recinto de la antigua iglesia de Carmelitas está considerado un relevante edificio histórico y cultural. Una grandiosa sagrada que se esconde en una diminuta colina a pie del Castillo Alto (Visokiy Zamok) atrae por sus torres coronadas con chapiteles, y la elegancia del interior. Además, la iglesia se jacta de impecables vistas sobre el centro histórico de Lviv, que se abren desde el mirador, localizado al lado de la iglesia.

Los monjes carmelitas vinieron a Lviv en el siglo XVI. Ellos decidieron asentarse en los alrededores pantanosos de la ciudad medieval. Sólo un siglo después, ellos lograron obtener un lote de tierra que fue contiguo a las murallas urbanas. Los hermanos quisieran elevar un monasterio y ajardinar los terrenos. Según dicen, la construcción del convento de Carmelitas fue iniciada en 1634. Primero, levantaron una iglesia, después edificaron celdas y patio. Situado fuera de la línea oriental de las fortificaciones de Lviv, el monasterio amurallado debía convertirse en una parte indispensable de la defensa de la ciudad. Sin embargo, lo fue viceversa.

Después de la inauguración, la iglesia de Carmelitas no podía atraer a los parroquianos, ya que las dos puertas –Krakowskie y Galizkie– fueron alojadas lejos de la sagrada. Los monjes fueron indignados y por eso dirigieron al rey. El último les concedió un derecho de construir la tercera puerta que fue apodada puertecilla Bosatska. Fue ella que se convirtió en un tal talón de Aquiles de la ciudad: la puerta de Carmelitas fue poco expuesta al fuego desde los muros de la ciudad, y al mismo tiempo, los propios monjes solían olvidar cerrarla o quedarla sin guardia. Ello favoreció el asalto de Carlo XII de Suecia en 1704: primero apoderó del monasterio, y luego de la entera ciudad.

Durante un largo período de tiempo, la iglesia fue bastante ascética. El lujo actual, la sagrada lo obtuvo durante la primera mitad del siglo XVIII cuando fue adornada por el pintor italiano. Sus pinturas de paredes y cúpula siempre sorprenden por el tamaño y maestría. El altar del santuario está decorado con las escenas religiosas de la historia del Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Uno de los tesoros más únicos de la iglesia es al altar principal hecho de mármol negro. A propósito, las torres elegantes que franquean el recinto del templo, fueron construidas sólo entre el siglo XIX y principios del siglo XX.

Durante la época soviética, el monasterio fue cerrado y parcialmente demolido. El recinto de la iglesia albergaba un depósito, y sus celdas, una residencia. Después de obtener la Independencia, la sagrada fue donada a la Iglesia greco-católica, que renovó el templo y conservó todas sus atracciones artísticas y arquitectónicas. Actualmente, es la iglesia católica de San Miguel.